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martes, 16 abril, 2024

«Nos hemos ganado la confianza del tejido empresarial»

La agencia de colocación de empleo “Barmon” impulsada por Cáritas Diocesana Barbastro-Monzón cumple su primer año de funcionamiento. Realizamos un balance con Cristina Puente, responsable de un proyecto que actualmente está trabajando con 248 usuarios y cuenta con tasas de inserción entre el 50 y el 60%. El trato personalizado con desempleados y empresas y las sinergias entre todas las partes son claves para el buen funcionamiento de la iniciativa.

El principal objetivo del proyecto es lograr que las personas sin trabajo puedan encontrar una ocupación, reinsertar en la sociedad a gente que lleva mucho tiempo fuera del mercado y cuya situación se ha cronificado. Además tratan de cubrir un espacio donde Cáritas había detectado carencias, por ejemplo en los cursos de formación sobre temas concretos, como la hostelería. “Nacimos para dar respuesta a una necesidad de profesionalizar el área de empleo. Desde su puesta en marcha hemos visto como se han superado las expectativas iniciales. Nos hemos ganado la confianza del tejido empresarial”, indica Cristina Puente, quien resalta el alto índice de inserción que están logrando gracias a un plan de empleo individualizado.

Barmon ejerce de colaborador oficial del Inaem y su objetivo es llegar donde ellos no pueden hacerlo. A través de acuerdos, convenios con empresas y la búsqueda de sinergias, han identificado las claves para satisfacer a ambas partes: empleadores y demandantes de empleo. “El perfil más solicitado es gente con ganas de trabajar. La confianza mutua entre ambas partes es muy importante sumado al boca a boca”, recalca. Actualmente de los casi 250 casos con los que están trabajando, predominan las mujeres entre los 45 y los 50 años, con cargas familiares, bajo nivel de cualificación y mucho tiempo fuera del mercado. “Existe una idea preconcebida de que se atiende a más extranjeros, pero lo cierto es que en este primer año tenemos una mayoría de perfiles nacionales”, asevera. El desempleado de larga duración es el de mayor riesgo, cuanto más tiempo llevas parado más difícil es encontrar trabajo y ello conlleva otros problemas colaterales. “Genera marginación, afecciones en el núcleo familiar y otros efectos negativos comunitarios”.

Durante los primeros meses trabajaron en Monzón y su área de influencia (Binéfar y Barbastro), para después ampliar el radio de acción a la zona de Fraga y la comarca de la Ribagorza. El proyecto está encabezado por dos técnicas de empleo: Jana Sanz se encarga del área de usuarios y la propia Cristina Puente del área de empresas y entidades. También cuentan con el apoyo de nueve voluntarios de toda la Diócesis y el respaldo de otros trabajadores de Cáritas que realizan labores puntuales en las oficinas satélites. “El voluntariado es fundamental. Contamos con personas jubiladas o prejubiladas que han formado parte del mundo empresarial y buenas conocedoras del tejido local”, explica Puente.

Descubrir las necesidades formativas y cubrirlas es una de las principales medidas llevadas a cabo por la agencia de colocación. Uno de los primeros cursos que llevaron a cabo fue de camarero y auxiliar de cocina, un éxito rotundo. Actualmente las doce personas que lo realizaron están trabajando. “Cuando se conectan demandantes y ofertantes te aseguras el éxito”. Actualmente también se está llevando a cabo un curso de auxiliar de comercio, cuyos integrantes realizarán las prácticas en verano. En él se enseñan técnicas de venta, marketing en pequeño comercio, inglés… Además, en otoño comenzarán de nuevo cursos relacionados con la hostelería.

Otro de los aspectos más relevantes es la movilidad dentro del territorio en zonas donde el carné de conducir es una herramienta fundamental. “Existen subvenciones para financiar el permiso de conducir, pero a veces no es suficiente. Por ello estamos trabajando en un proyecto a tres bandas entre demandantes de empleo, empresas situadas en zonas de difícil acceso y centros donde se imparten clases para obtener el carné. La tarea de Cáritas es encontrar puntos de apoyo en los recursos comunitarios, crear lazos, establecer comunicaciones y solucionar problemas”, matizan.

Una de las líneas rojas que les marcan a las empresas es la obligatoriedad de ofrecer un trabajo decente y con contrato legal; en caso contrario les suspenden el apoyo en labores de reclutamiento. “Les damos unas líneas para instaurar unas políticas de responsabilidad social y empresarial y les instamos a cuidar a sus trabajadores, que es la mejor manera de conseguir una mayor productividad”.

Tras un año en macha, Barmon sigue dándose a conocer y buscando llegar al mayor número de personas posibles. La valoración está siendo buena, pero apuestan por buscar los puntos débiles e intentar reforzarlos. “Para construir un proyecto sólido y a largo plazo hay que evaluar lo positivo y lo negativo. Intentar solventar los fallos y dar lo mejor de nosotros mismos”, concluye.

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