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sábado, 20 abril, 2024

Unas voces caídas del cielo

Mucho esfuerzo, dedicación y horas de ensayo, tanto grupales como individuales, son las claves del éxito de La Coral Montisonense. Actualmente una quincena de miembros dirigidos por Paloma Manau dan continuidad a un proyecto con una amplia actividad durante prácticamente todo el año. Una pequeña familia unida por el canto, que a pesar de su extensa experiencia sigue reconociendo nervios al comienzo de cada actuación.

Tras un intenso mes de junio, la Coral Montisonense se ha ganado un merecido descanso. Sus integrantes retomarán las clases a finales de agosto para ultimar el repertorio a interpretar el próximo 16 de septiembre en los XXIII Galardones Joaquín Costa, una gala que tendrá lugar en el Auditorio San Francisco. Atrás quedan varios fines de semana plagados de anécdotas, viajes y experiencias positivas tras los conciertos realizados en Alcalá de Henares (Madrid), Torreciudad y Monzón (XIX Veladas Corales). “Durante los últimos años estamos realizando una media de quince conciertos. Las épocas más intensas son las navidades y los meses de mayo y junio. Tenemos un amplio repertorio con canciones que van desde música tradicional, folklore, habaneras, canto medieval y profano, hasta infantil”, explican.

Algunas actuaciones son fijas en el calendario, como la mencionada presencia en los Galardones Joaquín Costa, el Festival de Villancicos, la inauguración del Belén… que se suman a actuaciones en otras poblaciones, como el pasado mayo en Binaced o Esplús; además de intercambios realizados con otras formaciones del territorio nacional e incluso con la vecina Francia. “Este año participó en las Veladas Corales un grupo cántabro, a los cuales más adelante les devolveremos la visita, tal y como hicimos a principios de junio en tierras madrileñas”, señalan. Durante su trayectoria es obligatorio destacar el tercer premio conseguido en el prestigioso “Certamen Nacional Coral” de Ejea de los Caballeros en 2004; así como su participación en el Auditorio de Zaragoza junto a la Orquesta del Reino de Aragón y otros coros aragoneses en sendos conciertos en 2016 y 2017.

Los ensayos  se realizan desde hace aproximadamente una década en el sótano de la Casa de la Cultura, donde cuentan con una sala perfectamente aclimatada para tales menesteres. Un nuevo hogar que puso punto final a veinte años de peregrinaje por diferentes lugares de Monzón. “El Ayuntamiento nos ha cedido diferentes locales para poder ensayar y por fin aquí hemos conseguido una estabilidad. Recuerdo cuando nos reuníamos en los antiguos juzgados de la calle San Mateo, también en un espacio de la calle Estudios, en la plaza Santo Domingo, donde actualmente está una de las salas del Cine Victoria, en el Ayuntamiento…”, rememora uno de los socios fundadores, que todavía hoy en día sigue vinculado a la Coral.

Una entidad que está dirigida por Paloma Manau, encargada de llevar las riendas del apartado musical. Sus antecesores fueron Rosa Delgado, a quién después le sustituyó Antoni Pujol. “No somos profesionales, pero trabajamos duro para hacerlo lo mejor posible. Ensayamos dos días a la semana con un alto grado de asistencia y la evolución es constante. Preparamos partituras y audios para que luego cada persona pueda trabajar en casa la voz correspondiente a cada canción”, resalta Paloma. Los cantores coinciden por unanimidad, que a pesar de su experiencia encima de un escenario, los nervios y la tensión son inevitables antes y durante la puesta en escena.

Los miembros de la asociación no pagan ninguna cuota por formar parte de la coral, ésta se mantiene con el dinero que reciben de alguna de las actuaciones realizadas y también gracias a las subvenciones municipales. “Las aportaciones económicas que recibimos las reinvertimos en el grupo: renovar material, vestimenta o cursos de formación interna”, explican. Además, para el mes de octubre ya preparan la cuarta edición del Taller de Canto Coral “Ciudad de Monzón”. El año pasado la encargada de impartirlo fue Eva Ugalde y reunió a algo más de medio centenar de participantes, tanto de la zona como algunos llegados desde diferentes puntos de la geografía aragonesa e incluso de otras comunidades autónomas.

El número de miembros del grupo es estable durante los últimos tiempos, alguna baja puntual se compensa con nuevos integrantes que entran a formar parte de la Coral. “Nuestras puertas están abiertas a todo el mundo. Hemos tenido gente que ha comenzado a ensayar partiendo de cero y otros ya lo hacen con una base. Aquí la cuestión es pasar un buen rato y tener la inquietud de seguir aprendiendo”, concluyen.

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