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viernes, 29 marzo, 2024

Tio… vivo Ricardo

Estos Sanmateos 2018 han sido los últimos como feriantes para Ricardo Delgado y Milagros Verdugo, los propietarios de la atracción “Baby volador”, aunque para muchos niños y también mayores de la zona más conocida como el “Tiovivo”.

A finales de octubre, nos confirma Ricardo, se jubilará definitivamente y junto a él su esposa. “Algún día tenía que llegar y tras la reciente operación de corazón que tuve hemos pensado que, a mis 67 años y toda la vida viajando, era el momento”. Hace años que sus dos hijos ya decidieron no continuar la tradición familiar y ahora al haber estado un par de meses “parados”, unos compradores se pusieron en contacto con ellos para adquirir la atracción. “Lo que ya no sabemos es si tienen intención de venir como lo hacíamos nosotros o harán otras rutas”, nos comenta el matrimonio.

La melancolía de recoger en esta ocasión la atracción se manifiesta tanto en sus caras como en sus palabras. Como nos cuenta Milagros: “hemos aprovechado estas fiestas para despedirnos de muchos conocidos y amigos. Nos hemos emocionado e incluso se nos ha escapado alguna lagrimilla. Y eso que tenemos intención, mientras podamos, de volver por aquí de visita”. Y es que como apunta Ricardo: “hemos saludado a gente de mi edad que los conozco desde que eran jóvenes subiéndose en la pista de autos de choques de mis padres. Años más tarde traían también a sus hijos a la mía… y ahora a sus nietos al tiovivo de las cadenas”.

Ricardo Delgado es feriante de tercera generación. Son once hermanos y nueve se dedican a ello. Ahora tras una vida de idas y venidas descansarán en Valencia, ciudad natal de Milagros. «Baby Volador» podríamos decir que tenía su «sede» en Monzón, estando en diferentes ferias locales y durante todas las navidades instalados en la capital mediocinqueña.

PAISANOS
La vida de Milagros y Ricardo entre atracciones de feria ya la esbozamos hace un año en un artículo que publicamos sobre los “feriantes” de Monzón, incluyéndolos como no podía ser de otra manera como unos montisonenses más; junto a la familia Pueo con su churrería y caseta de tiro. En aquella ocasión nos contaban que «en Monzón solemos coincidir con un hermano, propietario de La Casa de la risa, y dos sobrinos con sendas atracciones».

Monzón y el Cinca Medio ha sido, y seguirá siendo “su casa”, y para nosotros nuestros paisanos de toda la vida.

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